Las consecuencias de no planificar en las empresas se reflejan en las ganancias o pérdidas de tu negocio
Cuando planificas, colocas a tu empresa en una posición de poder, de liderato. No hacerlo, te coloca en el lado opuesto de la balanza.
Para todo el que ha comenzado una aventura empresarial, las consecuencias de no planificar en las empresas son claras. Cuando no se planifica, no hay eficiencia en la empresa. Además, existe un riesgo real de perderlo todo. Por esto, la planificación separa a las empresas que se destacan de las que no logran hacerlo. Los nuevos empresarios siempre parten del plan de negocios para dirigir a sus compañías. Pero no debes limitar la planificación a la visión macro de tu empresa. Todos los aspectos del negocio—el reclutamiento, los procesos cotidianos y los de emergencia, la comunicación, etc.—se benefician de la planificación. Debes tomarte el tiempo de analizar tus procesos y trazar un plan de acción para manejar diversas situaciones que puedan surgir.
Ser proactivo, es decir, planificar, genera resultados tangibles para tu empresa. Al mismo tiempo, te coloca en posición de tomar control de la situación. Desafortunadamente, muchas empresas no consideran la planificación como una prioridad y dejan esta tarea, a veces tediosa, en un segundo plano. A falta de planificación, solo queda reaccionar ante las situaciones. Este enfoque raramente produce los resultados deseados.
Analiza tus procesos conociendo las siguientes consecuencias de no planificar en las empresas:
1. Pérdida de oportunidades
Para alcanzar las metas corporativas y crecer, es necesario identificar oportunidades. Generalmente, esas oportunidades tienen una ventana de tiempo dentro de la cual pueden lograrse. Sin planificación, te arriesgas a pasar por alto las fechas límites para someter una solicitud, coordinar un esfuerzo de mercadeo o realizar un evento que puede ser crucial para tu empresa, por ejemplo.
2. Asignación inadecuada de recursos
Una gran idea es poco útil sin los recursos necesarios para ejecutarla. Para cualquier proyecto, a corto o largo plazo, hay que identificar qué—y cuántos—recursos hacen falta para completar el proyecto. Asignarlos adecuadamente y en la cantidad correcta es prácticamente imposible sin planificación. Si no te organizas, es imposible considerar todos los escenarios, incluyendo situaciones de emergencia. Tampoco podrás prepararte con el equipo necesario o verificar si está en buen estado.
3. Poca o ninguna eficiencia
Ser eficiente es una meta de toda empresa. Eso no sucede sin la planificación adecuada. La eficiencia se alcanza analizando procesos y decidiendo qué pasos son innecesarios o redundantes. Cuando no se establecen procesos, cada individuo hará las cosas de la forma que entienda mejor. Sin un plan o protocolo a seguir, tus empleados estarán desorientados y perderán tiempo valioso que pudiera servir para salvar vidas o restablecer la operación lo antes posible.
4. Incumplimiento de metas
A falta de un plan de acción para alcanzar las metas trazadas, tus empleados no sabrán asignar valor ni importancia a sus tareas. No sabrán tampoco cómo aportan, con su trabajo, a la visión y misión empresarial. Para cumplir consistentemente con las metas corporativas, es necesario que tus empleados cuenten con una dirección clara y concisa. Esta dirección no debe limitarse a grandes proyectos. Conviene desglosar las metas por departamento y por proyecto, para facilitar su cumplimiento.
5. Incertidumbre que cuesta
Un ambiente laboral donde los empleados no tienen claro el curso de acción no produce los resultados deseados. Siempre debe haber un protocolo, que todos los empleados conozcan, y un responsable de hacer cumplir el protocolo. De otra forma, se crea un ambiente de incertidumbre y caos que afecta adversamente el desempeño de tus empleados y, como consecuencia, el de tu empresa. Cuando no se planifica, es típico ver este escenario en situaciones de emergencia.
6. Desventaja competitiva
Para tener una estrategia sólida y mantenerte competitivo, necesitas planificar y organizarte. Recopilar los datos toma tiempo; analizarlos también. Recuerda, el conocimiento es poder. Cuando cuentas con datos sobre el mercado y conoces a tus clientes, logras ventajas competitivas que te mantendrán en la cima. Nada de esto ocurre por casualidad ni llega inesperadamente. Si no planificas, estarás en el lado opuesto al éxito.
Tómate el tiempo de analizar todos los procesos y protocolos existentes en tu empresa. Evalúa su exposición a los riesgos internos y externos. Considera todos los escenarios posibles y planifica el curso de acción a tomar en cada uno de ellos. Revisa los procesos de tu empresa periódicamente y ajústalos según sea necesario. Así, podrás adaptarte rápidamente a los cambios en el mercado o dentro de tu empresa.
No dejes al azar las decisiones importantes de tu empresa. Con buena planificación, las decisiones dentro de tu empresa tendrán una misma dirección, así evitando incertidumbre y problemas mayores.